Sweetapolita me inspira.
Su blog emana un cálido halo de dulzura que se desliza por
todas partes.
Luminoso, perlado, envolvente… Realmente te hace sonreír a
cada instante.
Allí descubrí estas galletas super sonrientes que ella horneó como obsequio para Papa Noel. Adoro su paleta de colores pastel… ese aire tan vintage. Es un regalo para la vista, y… ¿por qué no? También para el alma.
Me hacen sonreír. Una y otra vez, mientras abría impaciente la cajita donde estaban
guardadas. Tan quietas, amontonaditas unas sobre otras, con sus caritas
alegres.
Rememoran los estampados de los pijamas infantiles; el dulce
aroma a champú del pelito de mi bebé; su sonrisa a primera hora de la mañana, aunque
a veces sea demasiado temprano…
Resultan perfectas para las tardes de invierno, cuando el sol se acurruca perezoso entre las nubes y tan sólo unos rayitos se cuelan por la ventana.
Resultan perfectas para las tardes de invierno, cuando el sol se acurruca perezoso entre las nubes y tan sólo unos rayitos se cuelan por la ventana.
Desprende ternura, modelada en azúcar y mantequilla.
En mi caso, elegí unas galletas de chocolate porque me
parecía que el color oscuro hacía resaltar el tono rosadito de la glasa.
Galletas de chocolate:
250 gramos de mantequilla a temperatura ambiente
250 gramos de azúcar glass
550 gramos de harina de repostería
1 huevo a temperatura ambiente
50 gramos de cacao en polvo (Valor, Valrhona, Hershey, etc…)
2 cucharadas de leche entera fría
1 cucharadita de pasta de vainilla de Madagascar Nielsen Massey
¼ de cucharadita de esencia de naranja o almendra.
Elaboración:
Mezclamos la mantequilla con el azúcar glass justo hasta que
esté integrado (poco más de un minuto en la KitchenAid) No debemos sobrebatir
la mezcla, ya que las burbujas de aire que se formarían harían que la galleta
no quedase perfectamente planita al hornearla. Añadimos el huevo ligeramente
batido y batimos un poquito más. En un bol aparte, tamizamos la harina y el
cacao en polvo. Vamos añadiendo a cucharadas la harina a la mezcla de azúcar y
mantequilla. Incorporamos las esencias. Cuando hemos terminado, la mezcla tendrá un aspecto grumoso y
desmigajado. Entonces, incorporamos las dos cucharadas de leche fría y amasamos
hasta integrarlas. No debemos amasar demasiado, ya que las galletas quedarían
menos sabrosas y crujientes.
Dividimos la masa en porciones (dependiendo del tamaño de
nuestro rodillo y nuestra bandeja de horneado) y estiramos la masa hasta
alcanzar un grosor de 6mm (para esto va genial un rodillo nivelado) Dejamos
enfriar en la nevera unas 2 o 3 horas.
Repasamos la masa con el rodillo, para dejarla perfecta.
Cortamos con el cortapastas elegido.
Dejamos enfriar de nuevo en el frigorífico o unos minutos en
el congelador.
Horneamos a 180 grados, unos 12-15 minutos, dependiendo del
tamaño de la galleta.
Las dejaremos enfriar muy bien en una rejilla, mientras
preparamos la glasa.
Glaseado:
1 clara de huevo pasteurizada
200 gramos de azúcar glass industrial tamizada
Unas gotitas de agua
Una gotita de colorante en pasta rosa (Claret de Sugarflair
queda perfecto)
En la KitchenAid, batimos la clara de huevo mientras vamos añadiendo el azúcar glass a cucharadas. Cuando hemos terminado, dejamos batiendo hasta que la mezcla quede de un color muy blanco y brillante. Vamos añadiendo gotitas de agua hasta alcanzar la textura deseada (más densa para el delineado que para el relleno) y dejamos batiendo unos minutos más. Añadimos el colorante, batimos, pasamos a un recipiente de plástico bien cubierto con film y dejamos reposar.
Para saber más sobre la glasa y los distintos tipos de
delineado nada mejor que acudir a los magníficos tutoriales de Bea.
Con la glasa aún húmeda, espolvoread generosamente con
purpurina comestible o cualquier otro brillo nacarado, para darles ese toque
incandescente. Finalmente, cuando la glasa haya endurecido, se recortan los
detalles de las caritas en fondant (Funcakes) coloreado, y se pegan con una
gotita de glasa.
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