En ocasiones, la mayoría de ellas...me cuesta hablar de mí misma, y mucho más de mi vida personal...
Pero este post es distinto: trata sobre el cumple de mi pequeña...
Así que, antes de nada, me gustaría compartir una historia contigo:
Hace un par de años, entonces mi pequeña Andrea rondaría los dos años de edad. En mi inmenso propósito de convertirme y ejercer como la mejor madre del mundo había ideado un meticuloso horario que incluyese todas las actividades que debía realizar una niña pequeña. A esta inmutable conclusión había yo llegado después de leer y estudiar todas las revistas de maternidad habidas y por haber en el mercado (que a día de hoy son unas cuantas...)
Tiempo después habría de descubrir que, en el fondo, todas estas lecturas terminan por intoxicar las mentes de los aspirantes a padres y madres con ridículas ideas sobre la perfección paternal (y vital); perfectamente ilustradas por madres altas, rubias y guapas, que tienen sobrado tiempo para maquillarse y lucir hermosas desde primera hora de la mañana (será que sus hijos duermen solos, del tirón y se despiertan sonrientes para ir al cole todos los días) y que no cuentan con una sola estría del embarazo. También están esos padres encantadores que no trabajan nunca por las tardes y llevan a los niños al parque para que las mamás puedan dedicar esas horas a la lectura en el salón de una casa que no conoce ni una mota de polvo ni el estadio juguetería-cuarto de la plancha-apuntes de las oposiciones-restos de la merienda del peque. Discúlpame si he exagerado un poco, pero fue un shock en mi vida descubrir que nada de eso era cierto.
En cambio, los días con mi pequeña me abrieron los ojos hacia otro modo de entender la maternidad en particular y la vida en general. Sigo con mi historia. Como cada tarde a las cuatro y media nos dirigíamos a un parque cercano que apenas distaba unos 10 minutos de casa. Mi pequeña se negaba a ir en su cochecito de paseo y prefería ir andando. 10 minutos caminando... a un paso normal de adulto. Pero no, Andrea empleaba casi una hora completa en hacer el recorrido. Con sus piernecitas cortas correteaba por la acera, cubito y pala en mano, sorprendiéndose con cada piedrecita, hormiga o papel de caramelo que encontraba en su camino. Y no sólo eso...sino que retrocedía a cada instante para asegurarse de no haber dejado ni un sólo tesoro olvidado. A mí aquello me ponía de los nervios... Cuando por fin llegábamos al parque ya casi era la hora de volver a casa. Aún nos quedaba hacer algún puzzle o juego educativo, ducharnos y tomar la cena.
A Andrea le gustaba el parque, de eso no cabía duda. Tampoco se enfadaba cuando le explicaba que era hora de volver a casa, aunque apenas llevase 10 minutos jugando con la arena. Para ella no había un comienzo (la casa) un camino que cruzar a toda prisa (la acera de la calle) y un fin a alcanzar (el parque) Mi pequeña princesa disfrutaba cada uno de los instantes conmigo (desgraciada de mí, que tardé tiempo en verlo) Era feliz recogiendo piedrecitas del suelo, descubriendo tesoros a cada paso, siguiendo hileras de hacendosas hormiguitas, dejando que los rayos de sol iluminasen su rostro, que el aire alborotase su pelo sin temor a parecer una desgreñada. Ajena y libre a la importancia de las primeras relaciones sociales que debía establecer con los niños del parque; a la necesidad de su correcta nutrición (ya iba yo bien cargada con un buffet para la merienda que bien hubiese alimentado a todos los niños de mi calle...)
Andrea sonreía.
Claro, a veces se enfadaba, sobretodo si yo la increpaba para que caminase más deprisa o si intentaba que comprendiese que debía prestar su preciado cubito de Hello Kitty a sus amiguitas de juegos. "Si es sólo un cubo, mi niña...hay que aprender a compartir" Claro, a mi me encantaría que nada más sentarme en un banco del parque otras dos madres se abalanzasen sobre mi bolso para "probar" mi barra de labios de Clinique. "Pero mami...que hay que compartir, total...si sólo es una barra de labios..."
Si la felicidad existe (y me consta que sí, porque cuando amanece algo inmenso me invade al oír la respiración profunda de mis niños, la quietud de la casa, el desperezarse del día...) estoy convencida que resulta más fácil verla desde el prisma de los ojos de un niño.
Pero, volvamos ahora a nuestra fiesta y a las bailarinas. Con este sencillo paso a paso podemos hacer unas preciosas galletas de tutú, para comer en la fiesta, regalar a los asistentes o repartirlas en el cole.
Para elaborar las galletas, podemos seguir este paso a paso de mis galletas de Peppa Pig. Se trata de unas sencillas galletas de mantequilla: deliciosas, crujientes, con un delicado sabor a vainilla. Perfectas para decorar.
El cortador de tutú lo podéis comprar aquí
1. Una vez elaborada nuestra galleta, dejamos que enfríe muy muy bien sobre una rejilla. Con el mismo cortador que hemos empleado para la galleta presionaremos sobre una fina capa de fondant rosa.
2. Una vez cortado, pegaremos sobre la galleta con un poco de almíbar o mermelada. Con ayuda de una esteca nos aseguraremos de dejar todos los bordes del fondant bien definidos. Reservamos.
3. Estiramos de nuevo un poco de fondant (si es necesario, podemos espolvorear nuestra superficie de trabajo con un poco de azúcar glass para evitar que se pegue) y cortamos el trozo de la falda de tutú. Cortamos la parte superior para que quede recta.
4. Con ayuda de la esteca de bola, trabajamos la parte inferior de la falda sobre una almohadilla de foam, para que tome relieve y curvatura (queremos que parezca un volante de verdad!)
5. Pegamos, con un poco de agua y un pincel, nuestros volantes sobre la primera galleta cubierta de fondant, de forma que parezca la falda de la bailarina. Añadimos una tira de fondant muy estrecha a la cintura, para tapar el añadido de volantes.
Podemos decorar el cinturón con una pequeña florecilla o cualquier otro adorno (podemos usar cualquier mini cortador con expulsor)
También añadimos una perlita comestible en la parte superior del vestido.
6. Dejamos secar. Con una brocha, podemos aplicar colorante en polvo perlado color rosa para dejarla preciosa!!! El mío es de SK.
Una vez nuestras galletas estén decoradas las colocamos en bolsitas de celofán y cerramos con una cinta... Listas para regalar!!!
La tarta de mi pequeña... Cuatro capas de bizcocho de vainilla, rellenas de buttercream de chocolate blanco y una capita generosa de mermelada de frutas del bosque.
Cubierta de fondant blanco marca Credipaste (lo recomiendo encarecidamente) Las zapatillas de ballet están modeladas con Gum Paste marca Satin Ice teñido en color rosa. Los volantes son de fondant, teñidos en rosa claro.
Os gustan los pompones?
Son superfáciles de hacer, y quedan taaaan bonitos...
No tenéis más que seguir este tutorial de Martha Steward.
Puedes alternar distintos tamaños y probar con diferentes colores para crear una atmósfera más festiva o delicada.
Podéis incluir distintos tipos de dulces para preparar vuestra mesa de cumpleaños...
Nosotras elegimos, además de la tarta, unos cupcakes de dos colores, cake pops en forma de fresitas, galletas piruleta de estrellas y palomitas dulces servidas en conos de cartulina...
Eso sí, dejad que os ayuden vuestras princesas. Estoy segura de que estarán encantadas de ponerse el delantal. Y será un cumpleaños inolvidable para todos...
Qué sería de un cumple sin juegos? Os doy algunas ideas:
1. Podéis probar a decorar galletas sencillas...
2. Decorar cupcakes: basta con tener una docena de cupcakes horneados...unas cuantas mangas pasteleras en distintos colores y pequeñas flores, sprinkles, purpurinas...
3. Hacer nuestros propios gorros de fiesta: unos sencillos conos de cartulina y algunas aplicaciones caseras: estrellas recortadas en goma eva, perlitas, lazos, trozos de tul,... todo vale para crear nuestros preciosos gorros de princesa
4. Disfraces!!! No hay nada que guste más a los pequeños que jugar a disfrazarse... Jugar a ser personajes distintos, simular sus voces, crear y recrear nuevas historias. Para ello, puedes reciclar disfraces antiguos (esos que se acumulan después de tantas y tantas fiestas del colegio) y colocarlos en un baúl o caja de cartón forrada. También puedes crear trajes sencillos: en nuestro caso, un par de metros de tul rosa y un rollo de goma elástica se convirtieron rápidamente en unos tutus para las asistentas...