miércoles, 20 de marzo de 2013

Pan de Molde con Cereales (el erotismo en la magia que obran el agua, la harina y la levadura) Obsesiones maternas, azúcares refinados e ingredientes transgénicos…


 



 





“No recomiendo hacer pan, puede convertirse en una pasión peligrosa.”

 

“Como la poesía, el pan es una vocación algo melancólica, cuyo primordial requisito es tiempo libre para el alma. El poeta y el panadero son hermanos en la esencial tarea de alimentar al mundo.”


“Mientras ella trabajaba, en otro extremo de la cocina se producía el sencillo milagro cotidiano de la harina y la poesía, el contenido de los moldes cobraba vida y un proceso lento y sensual se desarrollaba bajo esas blancas servilletas que, como sábanas discretas, cubrían la desnudez de las hogazas. La masa cruda se hinchaba en suspiros secretos, se movía suavemente, palpitaba como cuerpo de mujer en la entrega del amor. El olor ácido de la masa en fermento se mezclaba con el aliento intenso y vigoroso de los panes recién horneados.”

Afrodita, Isabel Allende



      La maternidad trae consigo una serie de excentricidades, algunas de ellas difíciles de admitir…otras, sonrojantes de enumerar. 


De todos es conocido ese desden materno por evitar a los hijos cualquier contacto con aquello que llamamos “frío”. Ponte las zapatillas que vas a coger frío (como si ninguna de nosotras disfrutase con el fresquito del suelo cuando llegas a casa después de horas con los mismos zapatos puestos…) Cuando los ataviamos, del mismo modo que deben hacerlo las mamás esquimales, con las tres mangas de rigor (body, camiseta de manga larga y jersey de cuello vuelto) y le sumamos el abrigo, el impermeable, el gorro (de lana y el del abrigo por encima) la bufanda y, por supuesto los guantes; sin olvidar los leotardos debajo de los pantalones.. No contentas con eso, cuidamos de poner la calefacción a tope en el coche, de subirle continuamente la bufanda (que coges frío en la garganta) y de colocarle una mantita más un protector de plástico, si van en el cochecito de paseo. 
 

     Y no, no es que sean las 7 de la mañana en pleno mes de Enero… da igual si estamos en Marzo, a las 4 de la tarde en el parque. Nuestros hijos siguen pareciendo albondiguitas, con dos patitas que corretean inquietas, luchando por desplazarse sin perder el equilibrio entre tantas capas de ropa. Es que después se resfría… susurramos para nuestros adentros.



A los pocos meses de estrenarnos como madres ya podemos recitar, sin vacilación, el peso (detallado en gramos) secuenciado en semanas de nuestros niños. Claro que es importante ver si aumenta normalmente de peso…pero creo que no soy la única que ha visitado la farmacia dos o tres días seguidos. Porque el tema de la comida es algo muy serio… se empieza por los dos cacitos de cereales y terminamos por los 7 cereales y medio (sabor a miel, yogur, galletas, cola cao o arroz con leche) Después, seguimos un ritmo inmutable de verdura-pollo-ternera-pescado-legumbres-huevos… 
      Pues mi niño se toma ya 235 ml de leche… Y al mío le pongo los dibujos y se acaba en seguida la fruta… Pues nosotros ya vamos por la ternera… Ahora me resulta divertido, pero claro, yo también participé en estas carreras alimenticias. 

Poco tiempo después advertí que los hijos de los vecinos siempre duermen y comen más que los tuyos. También leí una serie de libros muy bonitos:








A mí con la maternidad me afloró una especie de neurosis por leer los ingredientes de todo. Así, indagué en los misterios de las grasas saturadas e insaturadas; los colorantes, aditivos y conservantes extraños que bucean impunes en los alimentos infantiles; calculé las cucharadas de azúcar por vaso en los famosos zumos sin azúcares añadidos (para qué añadirle más, si ya le han puesto todo lo que querían y más en el concentrado del que proceden)… 





Entonces, me decidí a hacer pan en casa...




Se acabaron los panes precocidos a un precio escandalosamente bajo…


¿Quién no ha sentido la necesidad de meter las manos la masa?


El pan casero emana un perfume distinto. Ya desde que entra al horno nos advierte que su modesta presencia (inevitable en nuestras manos inexpertas) queda ampliamente salvada por la naturaleza de su esencia.





Este es un pan de molde sencillo, de harina blanca, integral, y de centeno; con un puñado de avena y otro de muesli. Perfecto para desayunos, en rebanaditas, impregnando de nostalgia, mezcla de aroma a café recién hecho y pan tostado, las mañanas de esta primavera que hoy estrenamos. 

Ideal para sandwiches fríos; esos que rellenamos con el contenido del primer tupper que encontramos en el frigorífico y que, por sorpresa, se convierte en algo increíblemente refinado. Y es que un sandwich (al igual que un cupcake) es un divertido collage de muchas cosas distintas...



 
El juego de los posibles es infinito



Hacer pan no resulta demasiado complicado... Hacerlo bien, por supuesto, es tarea de artistas. Pero no por ser aficionados tenemos que renunciar a semejante deleite. Hay algunos libros en castellano que resultan una delicia (tanto por las explicaciones como por las fotos):
- El aprendiz de panadero. Reinhart, Peter. Editorial RBA. Un compendio completísimo y super detallado sobre el arte de elaborar pan. 
- Crujientes panes a los que dar un buen bocado. Bertinet, Richard. Editorial Blume. Quizás, menos sofisticado en cuanto a teoría que el anterior, pero resulta igualmente ilustrativo siendo más ameno de leer.

- El buen Pan. Editorial Atlántida. Una colección de recetas sobre diferentes panes.

- El libro del Pan. Treuille, Eric y Ferrigno, Ursula. Recetas variadas sobre pan y bollería, con ilustraciones muy bonitas y explicaciones sencillas.

- Panes del mundo. Gayler, Paul. Editorial Blume. Un recetario no demasiado extenso sobre los panes más conocidos del mundo, con fotografías muy bonitas.




Y vamos con la receta...

Pan de molde con cereales


Ingredientes:

250 gramos de leche semidesnatada 

50 gramos de azúcar blanquilla

40 g de levadura prensada fresca

1 huevo mediano

250 gramos de harina de fuerza

150 gramos de harina de centeno

100 gramos de harina integral de trigo

30 gramos de salvado de trigo

30 gramos de salvado de avena

l0 gramos de sal

100 gramos de mantequilla

100 gramos de muesli ecológico (con pasas, frutos secos desecados, cereales, etc...)

1 cucharada de aceite de oliva de sabor suave

Un puñado de copos de avena para espolvorear (opcional)
Elaboración:

Es importante que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente, para que se desarrolle bien la fermentación.

Mezclamos la leche y el azúcar y calentamos ligeramente (a unos 37 grados)

Colocamos en un bol (o en el recipiente de nuestra amasadora) y añadimos el huevo y la levadura. Mezclamos bien con el accesorio de palas o con unas varillas.

Agregamos la mezcla de las tres harinas y la sal y vamos amasando poquito a poco aumentando la velocidad. Si lo hacemos a mano, debemos hacer un volcán con la harina y poner la mezcla de liquidos (leche,azúcar y huevo) en el centro, mientras vamos incorporando la harina desde los lados.

Con el accesorio de amasar (el gancho amasador) dejamos que la masa vaya formando una bola, mientras añadimos la mantequilla (tiene que estar blandita) Incorporamos también el aceite de oliva.

Amasamos durante 1-2 minutos, hasta que veamos que la masa está perfectamente ligada y con aspecto homogéneo.

Incorporamos el muesli y el salvado. Volvemos a amasar de nuevo... La amasadora facilita muchísimo la tarea, pero no hay nada como meter las manos en la masa... Quizás resulte más engorroso (y pringoso), pero hay que probarlo.

Recomiendo ver el vídeo tutorial de Richard Bertinet sobre su técnica de amasado.
Colocamos nuestra bola de masa en un bol enharinado y cubrimos con un pañito. Dejaremos reposar un poco más de media hora en un lugar templado.
Sacar la masa del recipiente con delicadeza, desgasificar y dar forma alargada. Introducirla en el molde (hay algunos especiales para pan de molde, con una tapa que se desplaza, para dar la forma perfectamente cúbica del pan comercial) pero nos sirve cualquier molde alargado, tipo plum-cake. Al hornearlo sin tapa no quedará liso en la superficie superior, sino con una montañita dorada, mucho más apetitoso y rústico.

Dejamos que leve de nuevo, tapado con un trapito o con la tapa del molde, hasta que doble su volumen... una hora más o menos (dependiendo del clima)

Precalentamos el horno a 200 grados.Pincelamos la parte superior (si la vamos a dejar al descubierto) con leche, aceite o huevo y espolvoreamos con unos copos de avena.

Horneamos unos 30-40 minutos, bajando la temperatura del horno a 180 grados una vez han transcurrido los primeros 10 minutos.

Desmoldamos. Dejamos enfriar en una rejilla y, una vez bien frío, envolvemos en un pañito y lo colocamos en una bolsa de plástico. Transcurridas unas 12-24 horas ya podemos cortarlo en rebanaditas, pues estará bien asentado.

1 comentario:

  1. Yo también soy de la opinión de meter las manos en la masa. Ya que se mete una a hacer el pan en casa, que sea con todas las consecuencias.

    Gracias por lo que aquí compartes. Enhorabuena por tu blog.

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