jueves, 23 de mayo de 2013

Mariquitas Heladas (Choco Cookie + Helado de Vainilla super-cremoso = Bicholadoz!!!)

 


 

"A lo largo de mi vida he tenido multitud de contactos con multitud de gente seria. Viví mucho con personas mayores y las he conocido muy de cerca; pero esto no ha mejorado demasiado mi opinión sobre ellas.

Cuando me he encontrado con alguien que me parecía un poco lúcido, lo he sometido a la experiencia de mi dibujo número 1 que he conservado siempre. Quería saber si verdaderamente era un

ser comprensivo. E invariablemente me contestaban siempre: "Es un sombrero". Me abstenía de hablarles de la serpiente boa, de la selva virgen y de las estrellas. Poniéndome a su altura, les hablaba

del bridge, del golf, de política y de corbatas. Y mi interlocutor se quedaba muy contento de conocer a un hombre tan razonable."


El Principito. Antoine de Saint-Exupéry
 


 







Y es que, los niños, resultan enigmas demasiado complicados de entender para los mayores. No me extraña. La hipoteca, poner lavadoras, la crisis y las acciones preferentes nos han agriado el carácter un poco.

Menos mal que están ellos para recordarnos lo absurdo de nuestras inmundicias.

Es curioso que hayamos perdido la perspectiva ante lo que son las
cosas realmente importantes. Nos sorprendemos (cuando no nos enfadamos...) cuando los vemos llorando inconsolablemente porque un niño en el parque le ha cogido el cubo y la pala sin permiso; cuando otro se le ha colado en el tobogán; cuando hay de comer lentejas...

Claro, nuestros problemas sí que son realmente importantes...

Ya no nos queda tiempo para mirar al cielo esperando ver pasar estrellas fugaces.

Para entretenernos mirando una hilera de hacendosas hormiguitas transportar los restos olvidados de alguna merienda, mientras avanzamos (a paso ligero, por supuesto) camino de alguna parte.

Con el tiempo, (crecer, madurar, lo llaman...) hemos aprendido que la mayor parte de la buena educación consiste en no decir ni hacer lo que uno realmente quiere o piensa...


Hace una semana, más o menos, a la hora de la cena le anuncié a mi pequeña de cinco años que por fin íbamos a probar la heladera (regalo del día de la Madre) Ella respondió extasiada. La simple idea de ponerse su delantal y meter las manos en la cocina ya de por sí le suele resultar extremadamente atractiva. Si a eso le sumamos que se trata de hacer algo dulce... más aún, se trataba de helados!!! Podía contar, sin duda, con tener a mi lado a mi pequeña ayudante.

La idea de mantecar helados me había conquistado. Una idea embriagadora: ser testigo de cómo una simple crema adormecida (de aspecto mate y acabado rugoso) puede despertar hasta montarse, exponenciarse,  helarse y convertirse en algo tan increíblemente sedoso, satinado, sutil...casi mágico.

Me dirigí a mi marido y, por unos instantes, la pequeña quedó relegada a un segundo plano.
- Quiero probar a hacerlo con nata doble crema, para que quede suuuper cremoso. Y....y ¿tenemos vainilla? Eso, hay que comprar vainas; que ya no quedan. ¿Qué tal con azúcar moscovado? así tendría un punto más exótico.. Cuando se trata de comida no puedo evitar que las palabras dejen de salir como un torrente de mi boca.
Una kitchenaid y el vaso de la heladera. Llamadme ilusa, pero estaba más feliz que una niña con zapatos nuevos.

-¿Qué vamos a hacer, mami? Preguntó tímidamente, tratando de acallar a una madre bocazas que es incapaz de describir con menos de tres palabras una misma cosa.

- Mmmmmmmmm qué tal un delicioso helado de vainilla? Es todo un clásico. Creo que se inventó en Philadelphia, porque hubo un tiempo en que proliferaban las vaquerías. ¿Te lo imaginas? Tendrá sabor untuoso, a nata fresca, a parajes verdes. Con un gesto brillante, luminoso...como el merengue. De textura suave, chispeante, casi cítrica... quizás con canela...Y...
- Qué aburrido... Sentenció, con la vista baja, perdida, absorta en la arena del parque que había traído pegada a sus zapatos. Si los golpeaba suavemente, uno contra el otro, parecían emanar una nube de humo y polvo...
Así, sin rodeos.

Este es mi tímido intento de demostrar a mi pequeña que tengo mucho que aprender de ella:
Sándwiches helados, con forma de mariquitas. Delicioso helado casero de vainilla, dulcemente acogido entre dos galletas de chocolate intenso. Para aportarle viveza y color, un poco de Candy melt rojo, que nos regala además un bocado crujiente.

Para Andrea.


 












(Para ver un paso a paso de cómo elaborar la masa de Galletas, puedes ver mi tutorial: http://inspiracioncupcake.blogspot.com/2013/04/galletas-de-peppa-pig-tutorial-paso.html
Es una masa distinta, pero el procedimiento es similar)

Ingredientes:
- 175 gramos de mantequilla a temperatura ambiente.
- 200 gramos de azúcar granulado.
- 300 gramos de harina.
- 60 gramos de cacao en polvo (tipo Hershey o Valor)
- 2 cucharaditas de levadura química (tipo Royal)
- 1 cucharadita de extracto de vainilla o vainilla en pasta.
- 1 huevo.
- 1 cucharada de leche entera



Elaboración:


1. En un bol, mezclamos la mantequilla con el azúcar y batimos con nuestra batidora (con accesorio de pala) hasta que resulte una mezcla esponjosa y haya aumentado de volumen.

2. Manteniendo una velocidad muy baja, incorporamos el huevo ligeramente batido y el extracto de vainilla. Continuamos batiendo hasta que esté incorporado.

3. En un recipiente aparte, mezclamos y tamizamos juntas la harina, la levadura y el cacao en polvo.
Vamos incorporándolo a cucharadas a la mezcla anterior, sin dejar de batir.

4. El resultado será una mezcla grumosa. Añadimos la leche y mezclamos un poco más, hasta obtener una pasta que podamos trabajar con las manos.

5. Estiramos la masa entre dos pliegos de papel sulfurizado, con unos 0,6 cms de espesor.

6. Refrigeramos al menos dos horas.

7. Sacamos del frigorífico. Repasamos un poco con el rodillo para alisar la superficie. Cortamos con el cortapastas elegido, colocando las formas en una bandeja cubierta con papel de hornear.

8. Volvemos a refrigerar unos 20-30 min, o 10-15 min en el congelador.

9. Mientras, precalentamos el horno a 180 grados. Horneamos durante unos 12-15 min.

10. Dejamos reposar unos minutos en la bandeja de hornear antes de traspasar a una rejilla para que se enfríen completamente.









(basada en la receta de Helado de Vainilla con Oreo de La Receta de la Felicidad)



Ingredientes:


- 300 ml de nata doble crema (también podemos emplear nata para montar, con más de un 33% de m.g)
- 300 ml de leche entera.
- 150 gramos de azúcar granulado.
- 2 cucharadas de Light Corn Syrup
-1 cucharada de maicena.
- 1 vaina de vainilla.
- 1 cucharada de vainilla en pasta Nielsen Massey (o extracto de vainilla)
- 3 yemas.
- Otros 250 gramos de nata para montar.
 




Elaboración: (en Thermomix, aunque podemos prepararlo de manera tradicional, mezclando los ingredientes y removiendo en una cacerola convencional)

1. Vertemos la leche y la vaina de vainilla (previamente la habremos cortado longitudinalmente, y raspado sus semillas, para añadirlas a la leche) Calentamos la mezcla a 90 grados, unos 5 minutos. Traspasamos a un bol, tapamos con un platito (para que infusione) y dejamos enfriar.

2. Preparamos una crema pastelera: mezclamos la leche y la vainilla (ya frías) con el resto de ingredientes (excepto los últimos 250 gramos de nata para montar) Programamos 7 minutos a 90º, velocidad 4. Vertemos en un bol, atemperamos y dejamos enfriar en el frigorífico (tapado con film para que no se forme una capa en la parte superior)

3. Una vez esté fría la mezcla anterior (unas cuantas horas) montamos el resto de la nata hasta que tenga bastante consistencia (con cuidado de no convertirla en mantequilla) Para montarla mejor, debe estar bien fría.

4. Mezclamos la crema pastelera con la nata montada, con cuidado, con movimientos envolventes. Dejamos enfriar de nuevo en el frigorífico.

5. Vertemos en la heladera (yo lo hice en la KitchenAid) y mantecamos el helado siguiendo las instrucciones del fabricante.

6. Preparamos una bandeja o fuente rectangular, cubriendo la base con papel de horno. Extendemos el helado ya mantecado y tapamos con film transparente. Dejamos unas horas en el congelador para que madure y adquiera la consistencia necesaria para poderlo cortar con el cortapastas.







 
 
 

Con esta receta, participo en el Concurso de Helados de La Cuinera
 
 
¿¿¿Quién se anima a participar???





9 comentarios:

  1. Uau!! Me as dejado con la boca a abierta y no solo por la receta si no que por todo y por como lo vives! Me encanta la gente apasionada y creativa! Me identifico un montón!
    Gracias por participar en el concurso y me quedo por aqui que no te conocia!! Un besazo!!

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    1. Muchas gracias!!!
      La verdad es que la idea del concurso me ha motivado... Espero que sea el primero de muchos :)
      Un beso

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    2. Cada mes haré uno de una temática diferente! Espero que sigas concursando porque haces unas cosas divinas!!
      Un besito!!

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    3. Puedes estar segura que allí estaré!!!
      No hay nada más gratificante que renovarse y aprender :)

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  2. Me he quedado sin palabras, no solo por lo bonitas que te han quedado las mariquitas, sino por la poesía de tu relato. Comparto contigo el amor por las pequeñas cosas y el placer de crear cosas deliciosas a partir de ingrdientes sencillos.
    Besitos

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  3. Felicidades!!!!! Te merecías ganar.
    Besitos

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  4. muchas felicidades por el premio!!! te quedaron geniales esas mariquitas :)

    un besotee

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  5. Muchísimas gracias!!!
    No se si merecía ganar... pero, aunque suena a tópico, me ha encantado participar: conocer nuevos blogs y dar a conocer el mío (que aún es muy pequeñito)

    Sin duda, lo que más me ha gustado ha sido recibir vuestros comentarios. Estoy encantada!!!

    Un besazo a todas

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